diciembre 13, 2023• PorJames Cleary
El concepto de Ley Natural en Benedicto XVI
Adopción de la ley natural
Para un católico, la ley natural y la doctrina católica parece que van mano a mano. Aunque quizá pueda sorprender, Joseph Ratzinger inicialmente tuvo reservas sobre el uso del término “ley natural” en la derivación de normativas [1] por buscar una respuesta más teológica a los problemas que se enfrentaba la sociedad. Para entender esta perspectiva, se tiene que recordar que como parte del movimiento Ressourcement, Ratzinger mantuvo el deseo de superar la visión escolástica manualística y volver a una visión más bíblica en la teología.
El contexto de este deseo se origina con la encíclica Aeterni Patris (1879) de León XIII que promovía una restauración del tomismo en la enseñanza eclesiástica. Desafortunadamente, algunos intentos de esta restauración produjeron un cierto tipo de escolasticismo manualístico. Por lo tanto, mientras Ratzinger era un estudiante, quería escapar al neo-tomismo. Él sentía que este tomisimo era demasiado rígido y encerrado en sí mismo [2]. Ahora bien, no se puede interpretar como un rechazo al pensamiento de santo Tomás de Aquino [3]. Como dice Pablo Blanco, “Ratzinger es considerado de modo habitual como un seguidor de la línea agustiniana-bonaventuriana —y realmente lo es—, pero existe también una influencia de Tomás de Aquino que podría pasar desapercibida” [4].
Este intento de evitar las respuestas manualísticas le obligó a buscar una nueva forma de explicar la ley natural. Inicialmente, Ratzinger prefirió una visión más bíblica. Con el Concilio Vaticano II, “hubo la esperanza que una teología moral renovada podría ir más allá de un sistema de la ley natural” [5]. Este intento fracasó por dos motivos según Ratzinger: en primer lugar, la Sagrada Escritura no ofrece respuestas ya hechas a la medida sino más bien un camino (hodós); y en el segundo lugar, con el intento ecuménico, la ley natural era visto como superado con la dialéctica de la ley y la gracia porque en la teología moral se trata de las obras (actuar) humanas que según la visión luterana no tiene méritos [6].
Hoy esta palabra [ley moral natural] para muchos es casi incomprensible a causa de un concepto de naturaleza que ya no es metafísico, sino sólo empírico.
Solo como prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, Ratzinger tendría un cambio en esta postura [7]. Como dice Manfred Spieker, este cambio fue gradual pero se percibe claramente el uso del término “ley natural” en el pontificado de Benedicto XVI [8].
Aunque Ratzinger adoptó el término de ley natural, al mismo tiempo reconocía las dificultades de su uso especialmente la pérdida de la noción de naturaleza. Como se dice en su diálogo con Habermas:
El derecho natural ha seguido siendo —sobre todo en la Iglesia católica— el argumento con el cual se apela a la razón común en el diálogo con la sociedad laica y con las demás comunidades religiosas y se buscan las bases para un entendimiento sobre los principios éticos del derecho en una sociedad laica y pluralista. Pero este instrumento, por desgracia, ha dejado de ser fiable, y por eso en esta conversación mía no quiero basarme en él. La idea del derecho natural presuponía un concepto de naturaleza en el que la naturaleza y la razón se entrelazaban y en el que la naturaleza misma era racional. Al prevalecer la teoría de la evolución, esta concepción de la naturaleza se ha quebrado: la naturaleza en cuanto tal no es racional —se nos dice— aunque haya en ella comportamientos racionales; éste es el diagnóstico evolucionista, que hoy en día parece indiscutible. [10]
En cuanto la ley natural, “naturaleza” no se puede entender como algo biológico sino en su sentido metafísico [11]. Como dice Benedicto XVI en un discurso sobre la ley natural: “Hoy esta palabra [ley moral natural] para muchos es casi incomprensible a causa de un concepto de naturaleza que ya no es metafísico, sino sólo empírico” [12].
Ecología humana: una propuesta de la ley natural
Esta incomprensibilidad es la raíz de la propuesta de Benedicto XVI de la ley natural. Su propuesta ha sido estudiada recientemente en un debate entre Kevin Doak [13] y Vincent Strand, S.J. [14] en el contexto del debate teológico acerca de si la persona tiene uno o dos finalidades: cuál es el rol de la gracia en conseguir la finalidad de la persona. ¿Funciona la naturaleza “naturalmente” sin la gracia? [15] Si la gracia es extrínseca para conseguir esta finalidad, entonces hay dos finalidades: una natural, otra sobrenatural. La otra postura afirmaría —en la línea de Henri de Lubac— que la persona naturalmente necesita la gracia [16]. Aunque parece una discusión muy lejana de una teoría de la ley natural, para Ratzinger hay una unidad entre fe y razón: no se puede separar los dos. Por lo tanto, una reflexión sobre la naturaleza de la persona necesita la teología: y consecuentemente, la reflexión sobre realidad de la ley natural necesita la teología también. Una postura afirmando la posibilidad de entender la ley natural con solo la razón —como el intento de Grocio de “Etsi Deus no daretur” [17]— sería una visión insuficiente [18].
“Ecología humana” [19] es simplemente la manera de respetar que somos creaturas: hemos recibido nuestra identidad como don de Dios y, como consecuencia, deberíamos respetar este don. Este término vincula la ley natural también con la inquietud actual de ecología, un signo de los tiempos:
La importancia de la ecología es hoy indiscutible. Debemos escuchar el lenguaje de la naturaleza y responder a él coherentemente. Sin embargo, quisiera afrontar seriamente un punto que —me parece— se ha olvidado tanto hoy como ayer: hay también una ecología del hombre. También el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo. El hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza, y su voluntad es justa cuando él respeta la naturaleza, la escucha, y cuando se acepta como lo que es, y admite que no se ha creado a sí mismo. Así, y sólo de esta manera, se realiza la verdadera libertad humana [20].
Nuestra identidad es dada por Dios como regalo. En este contexto, se reconoce el Creador y la inteligencia de éste en lo creado. Nuestra naturaleza busca a Dios. La finalidad de la misma es Dios. Nuestro actuar como personas libres es para poder alcanzar esta finalidad y por eso no puede existir una separación (distinción, sí) entre lo natural y lo sobrenatural.
Además, “ecología humana” permite mostrar las incoherencias de posturas que reclaman de que “tenemos que escuchar la naturaleza” en lo referente al cambio climático y no escuchar la naturaleza humana que hoy en día también reclama: “Es una contradicción pedir a las nuevas generaciones el respeto al ambiente natural, cuando la educación y las leyes no las ayudan a respetarse a sí mismas” [21]. No podemos permitir una “excepción” a las leyes de naturaleza (entendido analógicamente) a las personas: “El libro de la naturaleza es uno e indivisible, tanto en lo que concierne a la vida, la sexualidad, el matrimonio, la familia, las relaciones sociales, en una palabra, el desarrollo humano integral” [22].
Por lo tanto, Ratzinger puede decir, “Cristo es el Logos encarnado, […] la plenitud de la razón creativa misma, quien nos habla y abre nuestros ojos a ver de nuevo, aun en la oscuridad de una era posmetafísico, la presencia de la verdad creativa que subyace en el fundamento del ser y que, con su lenguaje, también habla dentro del ser” [23]. Así como dice Gaudium et Spes, 22:
En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Porque Adán, el primer hombre, era figura del que había de venir, es decir, Cristo nuestro Señor, Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación. Nada extraño, pues, que todas las verdades hasta aquí expuestas encuentren en Cristo su fuente y su corona [24].
Cristo revela plenamente quiénes somos nosotros. La ley natural no se puede separar de una visión teológica. Y esta razón creativa, el Logos encarnado, revela en la naturaleza quiénes somos nosotros. La ley natural es entonces nuestra manera de respetar quienes somos nosotros, nuestra “ecología”, como creaturas. No es una ley impuesta desde afuera o una arbitrariedad, sino nuestra manera de respetar el don que somos. Esta ley nos guíe a nuestra plenitud. La adopción de la ley natural por Ratzinger/Benedicto XVI se dio a través de todo un proceso en él [25]: un proceso de reconocer la plenitud de nuestra vocación de hijos de Dios. Estamos en una crisis ecológica en la actualidad. Pero quizá la crisis más grande se encuentra en la de la persona. Hay una “ecología humana” y hace falta respetarla.
Profesor de Antropología y Ética, Universidad Finis Terrae (Chile)
Notas
[1] Cf. Un escrito temprano de Joseph Ratzinger bastante crítico a la doctrina social basado en una estructura social histórica entendida como “natural”. Cf. “Naturrecht, Evangelium und Ideologie in der katholischen Soziallehre: Katholische Erwägungen zum Thema,” en Christlicher Glaube und Ideologie, ed. Klaus von Bismarck y Walter Dirks (Stuttgart: Kreuz-Verlag, 1964), 24-30.
[2] Joseph Ratzinger, Mi vida: Recuerdos (1927-1977) (Madrid: Encuentro, 1997), 56.
[3] Cf. Joseph Ratzinger, La sal de la tierra: Cristianismo e Iglesia católica ante el nuevo milenio (Madrid: Palabra, 1997), 66: “me apasionaron –también desde el principio– Tomás de Aquino y san Agustín”.
[4] Pablo Blanco Sarto, “Tomás de Aquino, el desconocido maestro de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI,” Studium. Filosofía y Teología 25, no. 50 (2022): 219, https://doi.org/10.53439/stdfyt50.25.2022.217-243.
[5] Joseph Ratzinger, “The Renewal of Moral Theology: Perspectives of Vatican II and Veritatis Splendor,” Communio 32, no. 2 (2005): 361.
[6] Cf. Ratzinger, “The Renewal of Moral Theology,” 359–361.
[7] Manfred Spieker y David Lutz, “The Quiet Prophet: Benedict XVI and Catholic Social Teaching,” Logos: A Journal of Catholic Thought and Culture 21, no. 1 (2018): 66.
[8] Cf. Spieker y Lutz, “The Quiet Prophet,” 70ss.
[9] Cf. Mariano Fazio Fernández, Al César lo que es del César: Benedicto XVI y la libertad (Madrid: Ediciones Rialp, 2012).
[10] Jürgen Habermas y Joseph Ratzinger, Entre razón y religión: Dialéctica de la secularización (Cuidad de México: Fondo de Cultura Económica, 2008), 46–47.
[11] Cf. Ratzinger, “The Renewal of Moral Theology,” 363: “Discussion is occurring in a context that is not only post-metaphysical but also a-metaphysical, in which it seems that the natural law is part of a past that is gone without recovery”.
[12] Benedicto XVI, “Discurso a los participantes en un congreso sobre la ley moral natural,” 12 de febrero de 2007, accedido el 15 de mayo de 2023, https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2007/february/documents/hf_ben-xvi_spe_20070212_pul.html.
[13] Kevin Doak, “Globalism in Natural Law Theory: Pope Benedict XVI and Paul Francis Kōtarō Tanaka,” Nova et Vetera 18, no. 2 (2020).
[14] Vicent Strand, S.J., “On Method, Nature, and Grace in Caritas in Veritate,” en “Symposium in Honor of Pope Emeritus Benedict XVI’s 90th Birthday,” ed. Stephen Fields, S.J., número especial, Nova et Vetera 3 (2017): 835–52.
[15] Vicent Strand, S.J. y Sam Z. Conedera, S.J., “Ratzinger´s Republic: Pope Benedict XVI on Natural Law and Church and State,” Logos: A Journal of Catholic Thought and Culture 18, no. 2 (2020): 679.
[16] Cf. Stephen Fields, S.J., “Nature as Analogous: A Response to the Doak-Strand/Conedera Symposium on Benedict XVI and the Natural Law,” Nova et Vetera 19, no. 2021 (3).
[17] La propuesta de Benedicto XVI es exactamente lo opuesto. Cf. Benedicto XVI, Vivir Como Si Dios Existiera: Una Propuesta para Europa, con la asistencia de Ricardo Calleja (Madrid: Encuentro, 2023); y Benedicto XVI. “Discurso a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio de la Cultura.” 8 de marzo de 2008. Accedido el 15 de mayo de 2023. https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2008/march/documents/hf_ben-xvi_spe_20080308_pc-cultura.html: “Cada vez más la fórmula etsi Deus non daretur se convierte en un modo de vivir, cuyo origen es una especie de «soberbia» de la razón —realidad también creada y amada por Dios— la cual se considera a sí misma suficiente y se cierra a la contemplación y a la búsqueda de una Verdad que la supera.
La luz de la razón, exaltada, pero en realidad empobrecida por la Ilustración, sustituye radicalmente a la luz de la fe, la luz de Dios”.
[18] Benedicto XVI, “Discurso al Bundestag,” 22 de septiembre de 2011, accedido el 15 de mayo de 2023, https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2011/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20110922_reichstag-berlin.html: “Una concepción positivista de la naturaleza, que comprende la naturaleza de manera puramente funcional, como las ciencias naturales la entienden, no puede crear ningún puente hacia el Ethos y el derecho, sino dar nuevamente sólo respuestas funcionales. Pero lo mismo vale también para la razón en una visión positivista, que muchos consideran como la única visión científica. En ella, aquello que no es verificable o falsable no entra en el ámbito de la razón en sentido estricto. Por eso, el ethos y la religión han de ser relegadas al ámbito de lo subjetivo y caen fuera del ámbito de la razón en el sentido estricto de la palabra. Donde rige el dominio exclusivo de la razón positivista —y este es en gran parte el caso de nuestra conciencia pública— las fuentes clásicas de conocimiento del ethos y del derecho quedan fuera de juego”.
[19] No es un término específico a Benedicto XVI. Ha sido usado de paso por Pablo VI y varias veces por Juan Pablo II.
[20] Benedicto XVI, “Discurso al Bundestag”.
[21] Benedicto XVI, Caritas in Veritate (Vaticano, 2009), accedido el 15 de mayo de 2023, https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate.html.
[22] Benedicto XVI, Caritas in Veritate.
[23] Ratzinger, “The Renewal of Moral Theology,” 365 (traducción del autor).
[24] Concilio Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et Spes (Vaticano, 1965), accedido el 15 de mayo de 2023, https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651207_gaudium-et-spes_sp.html.
[25] “This is how Ratzinger found his groove with regard to natural law. He didn’t go through the front door of moral theology, nor was he instigated by any particular moral dilemma. Nor did he get there as some many other Catholic scholars did by studying and reconsidering Thomas’s presentation of human action in the Secunda Pars of the Summa. Instead, he found his way to the topic as a systematic theologian.“ Russell Hittinger, “Natural Law and Public Discourse: The Legacies of Joseph Ratzinger,” Loyola Law Review 60 (2014): 253.
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Last modified: junio 12, 2024