abril 9, 2024• PorJaime Phillips
Película de Hayao Miyazaki; “El niño y la garza” (Kimitachi wa Dō Ikiru ka).
*Advertencia: este texto describe hechos que tienen lugar en el final de la película, por lo que recomendamos su lectura luego de haberla visto.
Dicen que el ocio atrae a la creatividad. En mi opinión, esto es especialmente cierto respecto de Hayao Miyazaki. Luego de un simulacro de retiro vuelve con una gran película. Kimitachi wa Dō Ikiru ka, literalmente “¿Cómo vives?” (en Chile estrenada como “El niño y la garza”). Sin duda una ambiciosa producción. La entiendo como una aventura existencial, que invita a la aceptación de lo que es misterioso en la propia vida. Una propuesta que es seductora en tiempos de afán de dominarlo todo y un refrescante baño de sentido común destinado a hacernos aceptar las limitaciones de nuestra propia existencia para abrirse a una vida plena de realismo.
Nos presenta la aventura de Mahito, donde lentamente se va develando un misterio. Una película desafiantemente abstracta y llena de símbolos. Cubre muchos temas: el misterio de la vida y de la muerte; la aceptación de esas realidades; el afán de dominación mediante la fuerza. Nos invita a la lectura de la novela de Genzaburō Yoshino, del mismo título que la película. Evoca también varios clásicos occidentales: el mito de Orfeo y Eurídice, y la Divina Comedia, al proponernos un viaje al inframundo. También la película transpira la influencia de Alicia en el país de las maravillas, como ya lo hizo con fuerza en El viaje de Chihiro. Aborda el tema de la pérdida y el intento de recuperar el amor perdido que obsesiona a Makoto Shinkai, pero en una clave más madura y con mayor sentido.
Definitivamente es una obra interesante. Se hace entretenido ir descifrando qué está ocurriendo al tiempo que uno disfruta la aventura de Mahito en búsqueda de su madre y lo que va ocurriendo en su interior. Ahora bien, para quienes ya pudieron ver la película intentaré ahora explorar lo que es para mí la línea maestra de la película, que es la aceptación del misterio de la propia vida, por lo que les doy el spoiler alert a quienes no la han visto para que dejen de leer.
Una película desafiantemente abstracta y llena de símbolos. Cubre muchos temas: el misterio de la vida y de la muerte; la aceptación de esas realidades; el afán de dominación mediante la fuerza.
Este ambicioso proyecto tiene dos partes. La primera nos introduce en la vida de Mahito y en el misterio de la muerte. Él pierde a su madre en un incendio y se muda al campo luego de que su padre se casara con la tía de Mahito. Su padre ya ha superado la pérdida de su mujer, pero no así Mahito, de 12 años. En su soledad, no puede aceptar la vida lejos sin su madre. Rechaza el cariño de su tía/madrastra y muchas atenciones que le brindan. Una misteriosa escena revela el estado de su alma: luego de pelearse con los niños de su nueva escuela, se golpea a sí mismo hasta sangrar con una piedra. En una casa señorial perteneciente a la familia de su madre, es atendido con esmero por una servidumbre de señoras mayores.
Poco a poco, esta realidad va siendo invadida por lo que parece un sueño. Una misteriosa garza hablante y la llamada en sueños de su madre lo empujan a una misteriosa torre. Ahí, se cuenta, uno de sus tíos abuelos desapareció para no volver. Su propia madre estuvo allí perdida un largo tiempo. A un buen ritmo, Mahito irá adentrándose en el misterio, hasta la desaparición de su tía Natsuko de camino a la arcana torre.
Es un tránsito delicado que evoca el límite entre los sueños y la realidad: lo que parecía un sueño se va volviendo la realidad; hasta que lo real queda atrás como en un sueño. El punto de quiebre es un pórtico con la leyenda: fecemini la divina potestate (me hizo la divina potestad), verso de la Divina Comedia inscrito en la puerta del infierno. Quiere hacernos entrar el autor en el misterio de la muerte y su irreversibilidad.
Con la compañía de la socarrona garza, Mahito se lanza en búsqueda de su tía Natsuko con la esperanza también de un reencuentro con su madre. Mientras tanto, un brujo que controla el mundo paralelo espera hacerlo heredero de su cargo, al compartir ellos la misma sangre. En ese mundo Mahito cae como Alicia en la madriguera de la liebre, hasta llegar a un nuevo mundo.
Es un tránsito delicado que evoca el límite entre los sueños y la realidad: lo que parecía un sueño se va volviendo la realidad; hasta que lo real queda atrás como en un sueño.
¿Qué decir de este mundo oceánico? Naturalmente es preciso haber visto la película. Es un mundo como el de Alicia, donde no parece haber una lógica conocida. Un mundo que está fuera del tiempo, regido por otras leyes. Es una segunda parte llena de símbolos. A ratos la película evoca al Árbol de la vida de Terrence Malick. En esta parte, creo que Miyazaki quiere llevarnos desde la consideración del misterio de la muerte al misterio de la vida.
Los tiernos y curiosos warawara (como los conocidos Kodama de La princesa mononoke) se esfuerzan por llegar a la existencia (¿renacer quizás en el imaginario de Miyazaki?) a través de un azaroso mecanismo de supervivencia. Te invitan a preguntarte: ¿quién puede llegar a vivir?, o ¿quién merece vivir? Lejos de considerar la existencia como un derecho exigible, se muestra como un don recibido por obra de circunstancias fuera de nuestro control. La intervención de los pelícanos que devoran a los warawara o la ayuda de la chica del fuego, Hime, puede llevar a distintos resultados.
¿Y qué de la críptica sala de partos? Ahí por fin Mahito llegó con la ayuda de la poderosa Hime, encontrando ambos a Natsuko visiblemente embarazada. Es una escena que también nos habla del misterio de la vida. Un misterio protegido por el tabú: la prohibición de ingreso en la sala. Sugiere allí Miyazaki que en esa sala está vedada la intervención y manipulación humana de lo sagrado. Y que el incumplimiento de esa regla puede traer severas consecuencias para el infractor.
A ratos la película evoca al Árbol de la vida de Terrence Malick. En esta parte, creo que Miyazaki quiere llevarnos desde la consideración del misterio de la muerte al misterio de la vida.
Como consecuencia de su delito, Hime y Mahito son capturados por un extraño pelotón de cotorras antropomorfizadas. El rey cotorra, que buscará usar a Hime como palanca para negociar políticamente con el brujo que gobierna este mundo, al haber entrado ella en la sala de partos. Las cotorras y su rey parecen representar el afán de dominación. Es una parte de nosotros que siente disgusto frente al misterio, que desearía poder moldear las cosas a nuestro gusto. Para Mahito, el poder de recuperar a su madre, como lo intentó Orfeo con su amada Eurídice.
Durante este viaje la película nos muestra que algo va ocurriendo en Mahito. Al presentarse estos personajes ante el brujo, a Mahito le es ofertada la posibilidad de sustituir a su tío abuelo en el gobierno de esta incomprensible dimensión. Esto lo realiza colocando unas piedras mágicas unas sobre otras en un equilibrio imposible. Esto da cuenta de la inestabilidad del mundo y la limitación de sus poderes. Recuerda en ese momento Mahito su herida con la piedra y que la maldad está dentro de él. Por esto, decide rechazar la oferta. En eso, se escurre en la escena el rey cotorra y usurpa el lugar de brujo en la organización de las piedras. Da lugar esto a un equilibrio que se desploma en el instante; lo que la lleva a cortar todo con su espada con furia: todo se derrumba a causa de su impulsividad.
Durante el colapso, Mahito y Hime escapan. Ahí ella le revela su identidad: es su propia madre. Pero tiene que volver a su propio tiempo y dimensión, donde Mahito le revela lo que le espera: la muerte en el fuego. Sin arrepentimientos, le dice que está feliz de volver a su realidad para llegar a ser la madre de Mahito. Finalmente, Mahito vuelve a su mundo para reencontrarse con su padre y su tía Natsuko. Sin embargo, algo ha cambiado en él. Ahora acepta el cariño de su padre y tía/madrastra, y los vemos volver a Tokyo en compañía de una nueva hija. Como su madre, ya ha aprendido a vivir sumergido en los misterios de la vida y de la muerte.
Profesor Asistente, Departamento de Derecho Público, Universidad de Chile
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Last modified: octubre 10, 2024