Carta al Editor
Señor Editor:
En el editorial del 13 de noviembre (“Solzhenitsyn, natalidad y valentía”) se aborda una arista que es frecuentemente ignorada por lo doloroso de su aceptación: hoy somos una sociedad egoísta. Por eso, esfuerzos gubernamentales de paliar la caída de la natalidad con medidas económicas (como si dependiera de un “incentivo” específico) tienen resultados tímidos, como en Hungría, y aun si estos se implementasen en todo Occidente, no hay garantía de éxito. Los romanos occidentales intentaron exactamente lo mismo hace app. 1500 años con desalentadores resultados.
Además, nosotros posmodernos tenemos otro problema: la libre disposición de anticonceptivos. Se trata de una crisis que no es solamente económica, sino también social, y espiritual. Y este último aspecto es el más importante, porque las personas deberían reconocer que la vida es corta, y la eternidad… bueno, eterna.
A la luz del creciente vacío espiritual que reniega de los niños, del futuro en pro del presente, la profecía de Fátima toma un nuevo sentido: “Muchas naciones serán aniquiladas”.
Felipe Díaz Aguirre
Psicólogo
Last modified: noviembre 22, 2024