
septiembre 8, 2023• PorJorge Sabag
Sacar lecciones de nuestra historia
El 11 de septiembre de 1973 es uno de los momentos estelares en la historia de Chile, que marcó el rumbo que llevaba el país e influyó decisivamente en el futuro. Si era evitable o no el golpe militar con todas sus trágicas consecuencias para la democracia y los derechos humanos, es una discusión interminable de lo que se ha escrito y se seguirá escribiendo, pero lo cierto es que la institucionalidad hizo crisis, y la política fue reemplazada por la violencia y por las armas.
La Unidad Popular llegó democráticamente al poder, pero en los hechos el gobierno se salió del marco constitucional, movido por su voluntad de instaurar un sistema marxista.
Don Patricio Aylwin, presidente del Partido Demócrata Cristiano, cuenta en sus memorias de las gestiones realizadas junto al Cardenal Silva Henriquez con el Presidente Allende para llamar a un plebiscito, y evitar así males mayores, un desenlace violento o una guerra civil que ya se veía venir dada la ingobernabilidad del país, carencia de bienes básicos, y el desastre económico, violencia desatada y una voluntad decidida a instaurar un sistema colectivista por la vía violenta así declarada. El presidente Allende, un líder carismático y democrático, aceptó la propuesta, pero esta nunca se implementó. Lo ocurrido después fue un desenlace que significó un quiebre en la democracia, restauración del orden, y una férrea persecución contra aquellos que hasta el 11 de septiembre gobernaban el país.
La Unidad Popular llegó democráticamente al poder, pero en los hechos el gobierno se salió del marco constitucional, movido por su voluntad de instaurar un sistema marxista, para lo cual requería pasar por sobre las garantías y derechos consagrados en la Constitución, lo que se vio agravado por la violencia, que se entendió como un medio para alcanzar tal objetivo, y también por la situación económica que afectó fuertemente a la población, que carecía día a día de bienes básicos. Allende, capturado por las fuerzas más extremas de la UP, no fue capaz de optar por el acuerdo propuesto por la DC, llegando así a una ruptura fatal para él y para la democracia.
Después de 17 años de dictadura, donde se restableció el orden a costa de violaciones sistemáticas de los DDHH, se logró, gracias a la buena política, una transición a la democracia, gracias a la unidad de las fuerzas políticas de oposición al régimen militar y a una voluntad mayoritaria de la ciudadanía por terminar con la dictadura.
Los 33 años que han transcurrido desde la recuperación de la democracia han significado un avance enorme del país en todos sus aspectos, partiendo ―aunque aún miles de personas no saben del paradero de sus familiares― por la reparación a las víctimas de las violaciones a los derechos humanos, una apertura del país al mundo mediante Tratados Comerciales y un desarrollo sostenido en la superación de la pobreza.
A 50 años del golpe militar, el país ha cambiado positivamente. Pero aún subsisten las heridas de la violencia que solo el tiempo puede curar. La vocación por los acuerdos del pueblo chileno es lo que debe prevalecer, la voluntad permanente e inquebrantable de empeñarse a pesar de nuestras diferencias y proyectos políticos contrapuestos, por el bien común, por lo que es justo, con la conciencia de que ese es el camino de la paz y la prosperidad.
Ex Diputado de la República de Chile
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Last modified: septiembre 29, 2023