octubre 29, 2024• PorLeonel Díaz
Algunas precisiones sobre el origen de Halloween
Halloween como fiesta druídica: una hipótesis cuestionable
Alguna vez habrás escuchado o leído en artículos de internet que Halloween fue originalmente una fiesta pagana [1]. Se dice que las prácticas que conocemos de esta celebración, como pedir dulces o disfrazarse, provienen de antiguas tradiciones druídicas que se remontan a los celtas paganos de Irlanda [2]. También se afirma que esta festividad pagana, conocida como Samhain, representaba el año nuevo celta y era una fiesta en honor a los muertos, y que en algún momento de la historia, el cristianismo la convirtió en el Día de Todos los Santos para combatir el paganismo.
Sin embargo, la realidad es que estas afirmaciones no se apoyan en evidencia clara y concreta; gran parte de esto depende fuertemente de una tradición académica que sugiere que las tradiciones populares presentan rasgos ancestrales que pueden reconstruirse en un sistema de creencias coherente, rastreable hasta tiempos remotos [3].
El folclorista Jack Santino, por ejemplo, citado por varias cadenas de televisión y revistas como experto en la historia de Halloween, sostiene que existen claras conexiones entre las sagas irlandesas y las tradiciones modernas de Halloween. Una de ellas, según Santino, se encuentra en el Segundo Libro de las Invasiones, donde los fomorianos, seres mitológicos de Irlanda, demandaban a la gente los frutos de la cosecha durante Samhain. En otra historia, el guerrero Nera debe mendigar de puerta en puerta mientras los demonios aparecen siempre por la noche. Ambos ejemplos, de acuerdo con Santino, pueden relacionarse con la tradición del truco o trato, siendo los disfraces representaciones de estos espíritus que deben ser aplacados con “tratos”.
Algunos problemas con la hipótesis precristiana
Existen varios problemas con esta hipótesis. El más evidente es que no tendríamos referencias a una tradición similar de pedir comida en vísperas del Día de Todos los Santos hasta el siglo XVI (Festyvall, 1511). Lejos de estar relacionada con una tradición pagana de apaciguar espíritus y seres mitológicos, parece provenir de la práctica del souling, en la que los católicos ingleses de clase alta horneaban panes, o soul cakes, para los más necesitados. Thomas Blount, en su Glossografía de 1674, menciona que la práctica se realizaba entre los ricos de Lancashire y Herefordshire el 2 de noviembre para repartir comida a los pobres a cambio de un verso que bendijera su alma.
Otro problema, revisado por varios académicos en las últimas décadas, es considerar que los relatos de las sagas irlandesas, los más antiguos escritos alrededor del siglo IX, representan una evidencia directa de las costumbres y prácticas de las sociedades celtas de la Edad de Hierro. Los autores describían los grandes centros paganos prehistóricos, pero en lugar de tratarlos como lugares ceremoniales, los presentaban como centros de poder dinásticos de su época. Algunos héroes en los relatos peleaban con espadas de la época vikinga y no de la Edad de Hierro, y montaban en carruajes propios del periodo del autor, no del tiempo supuestamente descrito.
Lejos de estar relacionada con una tradición pagana de apaciguar espíritus y seres mitológicos, parece provenir de la práctica del souling, en la que los católicos ingleses de clase alta horneaban panes, o soul cakes, para los más necesitados.
Estos autores, por tanto, reflejaban sus propias preocupaciones y eventos sociales de la época en que vivían, basándose en aspectos de la tradición oral local. Este material es valioso para conocer dichos aspectos, ya que preservaba nombres de deidades y héroes legendarios o semilegendarios. Sin embargo, es difícil saber si reflejan su esencia original o si son licencias literarias. De acuerdo con Nicholas Rogers, estas historias deben leerse para entender los misterios de las tradiciones orales antiguas y el arte de recitarlas, en lugar de considerarlas una evidencia directa de las prácticas sociales de esos tiempos.
Santino representa una corriente académica dentro de los estudios folclóricos y de la historia de la religión que propone que la evolución de las creencias populares consiste en un flujo ininterrumpido de prácticas y tradiciones, existiendo continuidad entre tradiciones antiguas y modernas, y que el estudio de estas últimas nos ofrece pistas sobre las primeras.
La influencia de Grimm y Frazer
Esta corriente se popularizó primero con el trabajo del antropólogo y mitógrafo alemán Jacob Grimm, autor de “Mitología Alemana” (1835). Grimm sostenía que las creencias populares de las sociedades rurales eran herencia de prácticas más antiguas cuyo significado se ha perdido en el tiempo. Grimm, un erudito de su época, formó parte de un movimiento antropológico en Europa que buscaba promover una mitología nacionalista.
En Gales, entre los siglos XVIII y XIX, un movimiento romántico intentó revivir lo que se creía fue una sociedad mística de bardos de la Edad Media, que supuestamente enseñaba un sistema místico de creencias druidas de la prehistoria. Folcloristas entusiastas, como el periodista escocés Lewis Spence, apoyaron este movimiento, buscando y promoviendo elementos presuntamente precristianos en la literatura galesa, aunque también avalaron falsificaciones como las del anticuario galés Edward Williams (Iolo Morganwg), fundador de la sociedad mística bardica.
Sin embargo, otros académicos del siglo XX mostraron más escepticismo sobre las evidencias en las fuentes recopiladas en el Mabinogion, una colección de historias galesas medievales. El lingüista y celtista inglés Kenneth H. Jackson señalaba que elementos presuntamente precristianos tienen su origen en historias de Egipto, India y China, ya circulantes cuando muchas de estas narraciones se escribieron. En el Mabinogion, estos relatos se entrelazan con mitos irlandeses y británicos, alcanzando su forma final a finales del siglo XI. Aunque poseen rastros de memorias de creencias y dioses paganos, estos elementos están tan alejados de su contexto original que dificultan la reconstrucción de sus significados originales.
Dentro de todo esto, la influencia de Grimm y otros folcloristas del siglo XIX fue fundamental en el desarrollo de una corriente de estudio de las religiones y tradiciones populares. Una figura clave en esta corriente fue el antropólogo escocés James Frazer, influenciado tanto por Grimm como por la teoría de la evolución darwiniana. Frazer afirmaba que los sistemas de creencias más recientes evolucionaron a partir de tradiciones mucho más simples.
Sin embargo, otros académicos del siglo XX mostraron más escepticismo sobre las evidencias en las fuentes recopiladas en el Mabinogion, una colección de historias galesas medievales.
Hoy en día, los expertos en historia de la religión rechazan los modelos evolucionistas y teleológicos inspirados en Grimm y Frazer, argumentando que las creencias populares son complejas y dinámicas. No es posible determinar si un elemento de una tradición moderna corresponde a una tradición antigua o si surgió espontáneamente en algún momento. Las teorías de los folcloristas de principios del siglo XX asumían demasiado y limitaban la creatividad de las sociedades, a las que muchas veces consideraban ignorantes de sus propias tradiciones.
Frazer, en su obra “Adonis, Atis, Osiris” (1907), plantea que el Día de Todos los Santos, celebrado el primero de noviembre, es una cristianización de Samhain, la festividad celta de la misma fecha. Según él, fue el Papa Gregorio IV, junto con el emperador Ludovico Pío, quienes en el siglo IX decretaron que el Día de Todos los Santos debía celebrarse el primero de noviembre para suplantar Samhain.
Frazer señala además que Samhain era una fiesta celta dedicada a los muertos, apoyándose en el celtista galés John Rhys, quien consideraba Samhain como el año nuevo celta y una fiesta religiosa druida. Ambos autores utilizaron como fuente principal la obra del sacerdote irlandés del siglo XVI Geoffrey Keating.
Una figura clave en esta corriente fue el antropólogo escocés James Frazer, influenciado tanto por Grimm como por la teoría de la evolución darwiniana.
Sus investigaciones inspiraron a generaciones de académicos que interpretaron elementos de tradiciones populares como continuaciones de costumbres más antiguas. Así, costumbres que no aparecerían hasta el periodo moderno, como el truco o trato, el jack-o’-lantern, los disfraces y las hogueras fueron consideradas originalmente paganas y precristianas, afirmaciones que continúan apareciendo en artículos de medios de divulgación como National Geographic.
No obstante, al revisar críticamente las fuentes, surgen serias incongruencias y dificultades para conectar estas supuestas tradiciones celtas con prácticas precristianas. También surgen problemas al analizar críticamente lo que Frazer decía sobre la celebración del Día de Todos los Santos el primero de noviembre en tiempos de Beda.
Frazer se refiere al Martyrologium Poeticum, un texto atribuido a Beda pero escrito alrededor del año 800, décadas después de su muerte, en el que se menciona el primero de noviembre como Día de Todos los Santos. Se cree que uno de los autores podría ser Alcuino de York, quien en una carta elogiaba a su amigo Arno, arzobispo de Salzburgo, por celebrar este día en el sínodo de Riesbach en el año 802. Sin embargo, Alcuino no menciona que esta fecha se celebrara en Inglaterra.
Frazer afirma que los cristianos celtas ya celebraban este día en las islas británicas, pero no hay referencias a ello en los martirologios irlandeses del siglo IX, el de Oengus y Tallaght lo cual sería ilógico si esta celebración derivara de Samhain, como Frazer insinuaba. En su lugar, las primeras referencias al Día de Todos los Santos el primero de noviembre aparecen en fuentes anglosajonas y germánicas del siglo IX y no aparecería en Irlanda hasta el S.XII, en el martirologio de Drummond.
¿Tiene sentido que Samhain haya evolucionado para ser All Hallows’ Eve?
En la literatura irlandesa, además, Samhain solía compararse con otras festividades litúrgicas, principalmente la Pascua, como se observa en el relato del siglo XI “El nacimiento”, de Aed Sláine, donde se describe a Samhain como “la Pascua de los paganos”. Por otro lado, en “La destrucción” de Dinn Rig del siglo IX, se menciona Samhain como “el día de la gran Navidad”. En las fuentes irlandesas, Samhain solía ser el periodo de mayor actividad sobrenatural, cuando los Sidhe, túmulos en Irlanda en los que se creía habitaban razas míticas como los Aes Síde, se abrían al mundo exterior. Asimismo, como forma de conmemorar el fin de las cosechas y el comienzo de la matanza de animales para consumo, Samhain representaba una celebración con fiestas y juegos, y durante ella se suspendían el comercio y las guerras. También se promulgaban leyes durante la fiesta de Tara, el centro de poder de los reyes supremos de Irlanda. Mucho sabemos de Samhain, pero ninguna de las sagas irlandesas, escritas por autores cristianos, asocia esta festividad con una celebración del Día de Todos los Santos.
Décadas después del Sínodo de Riesbach, según nos dice Adón de Vienne en su martirologio del año 850, Gregorio IV movería la fecha tradicional de los santos del 13 de mayo al 1 de noviembre e instaría al emperador franco Ludovico Pío a establecer esta fiesta en su imperio. No se conocen las razones de dicha decisión, aunque, según el teólogo francés del siglo XII Jean Beleth, este cambio se debió a que era más fácil alimentar a los peregrinos que visitaban la ciudad durante la culminación de la temporada de cosechas.
De cualquier forma, no existe evidencia de que Gregorio IV intentara cristianizar una fiesta pagana, mucho menos Samhain, de la cual no se tienen registros literarios que indiquen su celebración en el continente europeo fuera de las islas británicas. Suele mencionarse como referencia a un festival llamado Trinox Samoni Sindu, que aparece en el calendario de Coligny, una placa que muestra un calendario lunisolar con términos galos. Sin embargo, no hay evidencia clara de que se trate de Samhain, y existen indicios de que se refiere a una celebración del solsticio de verano más que a un festival de invierno.
Tampoco ninguna fuente medieval, incluidos sermones y penitenciales que solían condenar prácticas paganas como la veneración de montañas, árboles o fuentes de agua, o el disfrazarse de animales durante Navidad y Año Nuevo, menciona prácticas relacionadas con la veneración de los muertos a principios de noviembre en el norte de Europa. Frazer llega a la conclusión de que Samhain debía ser una fiesta de los muertos basándose en su creencia infundada de que el Día de los Difuntos, establecido el 2 de noviembre en el siglo XI, corresponde a la cristianización de dicha tradición.
El 31 de octubre, ¿es el año nuevo celta?
El siguiente mito que suele repetirse acríticamente es afirmar que Samhain era considerado el año nuevo celta. Realmente no existe evidencia clara de que haya sido así, y esta idea fue establecida por el filólogo galés John Rhys a finales del siglo XIX, basado en una traducción del glosario irlandés medieval Sanas Cormaic, realizada por el experto en literatura medieval John O’Donovan en 1847. En esta traducción, O’Donovan describe el término gaélico fogamur, que significaba “otoño”, como el nombre del último mes del año. Rhys se basó en esta traducción para defender la idea de un año nuevo celta. Sin embargo, décadas después, en la edición de la traducción de O’Donovan, el filólogo irlandés Whitley Stokes publicó una versión corregida de la entrada, mencionando que fogamur correspondía al último mes de la temporada de otoño, no al último mes del año.
Tampoco ninguna fuente medieval, incluidos sermones y penitenciales que solían condenar prácticas paganas como la veneración de montañas, árboles o fuentes de agua, o el disfrazarse de animales durante Navidad y Año Nuevo, menciona prácticas relacionadas con la veneración de los muertos a principios de noviembre en el norte de Europa.
Rhys continuó defendiendo la teoría usando como evidencia las costumbres practicadas en ciertas zonas culturalmente celtas, como la Isla de Man, donde encontró que durante Halloween se realizaban prácticas comunes al Año Nuevo del 1 de enero. También se encontró con un lugareño que le insinuó que los habitantes celebraban el Año Nuevo el 1 de noviembre. Sin embargo, Edward Faragher, un experto en las costumbres del lugar, le respondió al folclorista Karl Roeder, quien le había preguntado si en la isla se celebraba el fin de año en Halloween, que nunca había escuchado de tal tradición.
El propio Sanas Cormaic no menciona una tradición druida de hogueras en Samhain, aunque sí hace una descripción similar en la temporada de Beltane, el primero de mayo.
También se basó en su interpretación de las tradiciones de hogueras observadas en algunas zonas de Escocia, Gales e Irlanda, que consistían en rituales populares de purificación y adivinación propios del Año Nuevo. Sin embargo, dichas hogueras no se registran hasta el S.XVI y están ausentes en otras regiones celtas, como Cornwall y Crumbia. En Irlanda, solo aparecen en las regiones de Ulster y Dublín a finales del S.XIX. Rhys, al igual que Frazer, se apoyaron en la descripción de Jeffrey Keating, que decía que los druidas encendían una hoguera sagrada durante Samhain en la colina de Tlachtga, pero Keating no menciona ninguna fuente sobre esto. El propio Sanas Cormaic no menciona una tradición druida de hogueras en Samhain, aunque sí hace una descripción similar en la temporada de Beltane, el primero de mayo.
El origen de los disfraces y otras costumbres de hoy
¿Pero qué hay con los disfraces y Jack O’Lantern?
Anteriormente, había dicho que estas costumbres, junto con el “truco o trato” y las hogueras, no aparecen en los registros sino hasta bien entrado el periodo moderno. En el caso de los disfraces, que se registran recién en Escocia en el siglo XVI, sí se puede decir que tienen un antecedente en las mascaradas de Navidad y Año Nuevo, que eran condenadas por autoridades religiosas como Cesáreo de Arlés en el siglo VI. En Inglaterra, las mascaradas eran muy populares en las cortes aristocráticas, donde se contrataba a intérpretes de teatro durante los doce días de Navidad. Muchas veces, se realizaban procesiones de mascaradas en desfiles en varias ciudades de Inglaterra en los siglos XIV y XV. En algún momento, esta tradición pasó a festejarse durante el Día de Todos los Santos también y comenzó a ser una costumbre más de los jóvenes que acudían a las casas a pedir soul cakes.
Estas costumbres, sin embargo, no aparecen documentadas sino hasta el siglo XVIII y, por lo tanto, no parecen corresponder a una tradición pagana, sino a costumbres locales populares surgidas en comunidades completamente cristianas.
Los trucos y retos parecen surgir de las emociones juveniles y el deseo por probarse a uno mismo al ir y recolectar huesos de un cementerio o arrojar verduras a la puerta de un vecino poco amigable. Estos jóvenes iban disfrazados, con la cara pintada de negro y usualmente llevando vegetales tallados como linternas, comúnmente nabos, y muchas veces con rostros macabros, que más tarde comenzarían a ser conocidos como Jack O’Lantern en Inglaterra. Sin embargo, en el siglo XIX ya era una tradición establecida en las comunidades de Irlanda. Los disfraces solían consistir en seres míticos de la tradición local. Las autoridades intentaban controlar las actividades de los jóvenes disfrazados, que solían cometer actos de vandalismo, como robar vegetales de un huerto y arrojarlas a la puerta del dueño. Estas costumbres, sin embargo, no aparecen documentadas sino hasta el siglo XVIII y, por lo tanto, no parecen corresponder a una tradición pagana, sino a costumbres locales populares surgidas en comunidades completamente cristianas.
Notas
[1] Leonel Díaz difunde contenidos relacionados con historia medieval en su cuenta de “X” (ex Twitter): @DiazLsd1990. Se puede apoyar económicamente su labor en su cuenta de Patreon: http://patreon.com/user?u=27428312.
[2] Podrían citarse muchos ejemplos de estas afirmaciones. Baste con mencionar un artículo de National Geographic: Abel G.M.; “Samhain, la fiesta celta que está en el origen de Halloween”, disponible en https://historia.nationalgeographic.com.es/a/samhain-fiesta-celta-que-esta-origen-halloween_18583.
[3] Para elaborar este artículo hemos consultado las siguientes obras: Hutton, R.: The stations of the sun; Pagan Britain; y The Celtic New Year and Feast of the Dead; Bitel, L.: Secrets of the Síd; McCluskey, S. C.: Astronomies and Cultures in Early Medieval Europe; Rogers, N.: Halloween: From Pagan Ritual to Party Night; Foley, M. & O’Donnell, H.: Treat or Trick? Halloween in a Globalising World; Danaher, K.: The Year in Ireland; Frazer, J. G.: Adonis, Attis, Osiris: Studies In The History Of Oriental Religion; Rhys, J.: Lectures on the Origin and Growth of Religion as Illustrated by Celtic Heathendom; Sanas Chormaic (John O’Donovan, trad., Whitley Stokes, ed., 1868).
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Last modified: noviembre 7, 2024