2024 11 03Marin 2

Por

Marín-Blázquez, C.; “Una escala humana” (2024)

Este texto es la respuesta a una gentil invitación llegada desde Chile. El equipo de la Revista Suroeste ha tenido la amabilidad de ofrecerme el espacio de su publicación para que escriba unas líneas acerca de mi último libro, Una escala humana. Al hacerlo, espero no traicionar el espíritu de objetividad que debe guiar toda tarea intelectualmente honrada. Digamos, para empezar, que se trata de un libro que se fue haciendo en el curso de los años. A un ritmo tranquilo, sin apresuramientos ni excesiva atención al apremio de los plazos de entrega, fueron surgiendo los textos que lo componen. Finalmente, Julio Llorente, mi editor, quien, aparte de su joven talento, se adorna con un punto de temeridad, consideró que había en ellos algo que, en conjunto, los hacía dignos de perdurar bajo el casi siempre venerable formato de libro, y yo debo empezar expresando mi agradecimiento por esta circunstancia.

La propensión a incidir en la vertiente oscura de nuestra realidad más inmediata se halla compensada por el propósito de celebrar todo lo que de bueno y verdadero sigue estando presente en nuestras vidas.

En esencia, Una escala humana es un libro que nace de la necesidad de entender el tiempo que nos ha tocado vivir. Ahora bien, entender un tiempo que si por algo se caracteriza es por su lacerante falta de coherencia, podría haberme abocado a conclusiones más bien desoladoras. Y temo que, en parte, así haya sucedido. Pero, a la vez, creo que la propensión a incidir en la vertiente oscura de nuestra realidad más inmediata se halla compensada por el propósito de celebrar todo lo que de bueno y verdadero sigue estando presente en nuestras vidas. Mejor que como trato de expresarlo yo, lo plasma el filósofo Higinio Marín en el estupendo prólogo del libro, cuando escribe: “El aprecio por la profundidad luminosa del bien común y la crítica afilada de la actualidad se dan la mano en estas páginas”.

Bien, pues esta armonización de polos en apariencia contrapuestos es lo que he procurado que otorgue un tono distintivo a Una escala humana. Es decir, dar cabida en sus páginas a la indignación y a la crítica, pero también al entusiasmo y a la capacidad de asombro y gratitud; resaltar la nostalgia por ciertos elementos del pasado y, a la vez, subrayar la celebración de lo presente y preservar un cierto depósito de ilusión por el porvenir; demorarme en la contemplación de las ruinas y, al mismo tiempo, no dejar de expresar el fervor agradecido ante la perfección casi milagrosa de algunos instantes que nos depara la vida.

Si hay algo de lo que podemos tener evidencias muy fiables en este instante de la historia es de que esa escala ha sido sobrepasada en razón de fenómenos que tienen que ver con el desarrollo de la técnica, la hipertrofia del Estado, la mercantilización de la vida humana, la politización ideológica de todas y cada una de las esferas de la experiencia, la hiperaceleración de los modos de vida o el socavamiento de las tradiciones.

En última instancia, el libro trata de reivindicar un modo de relacionarnos con el mundo y con nuestros semejantes que nos permita vivir, como apunta su título, a una escala humana. El momento de la historia que nos ha tocado en suerte se caracteriza por la disgregación de algunos de los rasgos esenciales que habían sostenido un mundo que, con todas las imperfecciones que se le quieran achacar, todavía permitía vivir a dicha escala. Permitía una mayor cercanía, una cadencia del tiempo algo más pausada, la vigencia de un sentido común que era la base de la convivencia dentro de una relativa armonía y una cierta estabilidad. Y si hay algo de lo que podemos tener evidencias muy fiables en este instante de la historia es de que esa escala ha sido sobrepasada en razón de fenómenos que tienen que ver con el desarrollo de la técnica, la hipertrofia del Estado, la mercantilización de la vida humana, la politización ideológica de todas y cada una de las esferas de la experiencia, la hiperaceleración de los modos de vida o el socavamiento de las tradiciones. En definitiva, por un mundo y una época definidos por un proceso de incomunicación y debilitamiento, tanto en el plano individual como en el colectivo, que en lenguaje filosófico conocemos como deconstrucción.

Todos vivimos ahora bajo el impacto de este proceso. No obstante, esta nueva edad oscura, sumergida en un océano de nihilismo y desasosiego, debe servir para recordarnos que la humanidad ha atravesado ya por numerosos periodos sombríos y que quizá el futuro no está en manos de aquellos que creen que les pertenece. Yo así lo espero y, en mitad del crepúsculo, sólo deseo que algunas de las páginas del libro que ahora les presento signifiquen para sus eventuales lectores lo que para mí siempre representó la literatura: un espacio de conocimiento y placer, un refugio frente a la intemperie, una ocasión de consuelo fraterno, una pequeña isla de salud.

A quienes decidan adentrarse en sus páginas, les doy las gracias y les deseo una muy gozosa lectura.

Autor: Carlos Marín-Blázquez

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Una escala humana

Carlos Marín-Blázquez

Editorial Monóculo

2024

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